domingo, 25 de noviembre de 2012

¡¡COMENZAMOS!!



Las horas huecas
Por José de Villa

CAPITULO 1

Ebria y totalmente alocada en su lascivia insatisfecha, con su tosca mano derecha prensó la manita izquierda de su pequeño hijo de seis años de edad y la talló una y otra vez sobre los gruesos, cortantes, impresionantes vellos de su pubis, hasta introducir los deditos de Toñito en las profundidades húmedas y apestosas de su vagina. Toñito, petrificado y enmudecido por el pavor que lo invadía, sentía cómo su pene se levantaba dentro de su pantaloncito corto y parecía querer traspasar los tejidos que armaban la inocente escena infantil del ropaje propio de su edad y tamaño: elefantes, leones, jirafas y cebras que alegremente daban vueltas en un tiovivo.

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