-¡Lo que necesita
es un trago!, gritó Marge.
-¡No, es
tragar!, pontificó Esperanza.
-¡Por eso
mismo, es lo que digo, si sólo traga ginebra, lo que necesita es un buen trago
de ginebra!, precisó científicamente la anfitriona, al tiempo que Himanen salió
disparado a la pequeña y muy bien surtida cantina que los Dunkley tenían en la
sala, sacó dos vasos jaiboleros (para no andarse por las ramas) y los llenó
hasta el tope de ginebra, así, pura, sin mezclarle nada ni siquiera ponerle
hielos. Enseguida se paró frente a Herta
y le acercó uno de los vasos, que instantáneamente Medrano le rechazó,
diciéndole que no fuera pendejo.
- Okey,
mejor para mí, reaccionó feliz Arni, se empinó el vaso hasta el fondo y
entonces sí, muy pausadamente, fue a sentarse a uno de los sillones de la sala,
donde Marge y Esperanza seguían discutiendo sobre las necesidades alimentarias
de Herta. Tranquilo, el finés empezó a beberse el suyo. Pera y Toñito,
intrigados, se habían acercado al sofá donde Toni empezaba a besar a Herta,
primero en la frente y luego en la boca, habiéndole, de pasada, dado un
rechupete a su nariz. Tras ello, la cargó y enfiló hacia la recámara de Marge,
volteando a verla e insinuándole que iba a entrar, lo que ella entendió de
inmediato y le gritó “it´s all yours!” (¡es toda tuya!). Esperanza y Marge
quedaron cara a cara y muertas de risa al unísono exclamaron, adivinándose el
pensamiento, ¡sí, es toda de él!
Una vez
cerrada la puerta de la recámara, los sonidos que ya se habían vuelto
habituales en Cerrada de Hamburgo, las criaturas los comenzaron a escuchar,
junto con Arni, su madre y la anfitriona, en ese departamento. La cama
rechinaba a más no poder y Medrano parecía locomotora vieja trepando las
Cumbres de Maltrata. De Herta, nada…..sólo nada.
Marge cortó
el silencio morboso que se había apoderado de la sala y puso a todo volumen el
primer long play que encontró a la mano, dándose tiempo para llevarse a los
niños al pequeño balcón que le servía de tendedero, pero en el que también,
sobre un banquillo de mimbre, estaba la tosca jaula plateada que guardaba
cáscaras de frutas diversas, restos de lechuga, un recipiente diminuto con agua
y lleno de caca de perico, que no era otro que Pepe, su mascota consentida. A
Pepe lo había comprado Marge tres años atrás en Cuernavaca y desternillaba de
risa a los hijos de Esperanza, pues sólo sabía decir “¡puto, puto, perico
puto!....¡puto, puto, perico puto!....¡puto, puto, perico puto!”
Nils Paulsen
interrumpió la audición de Pepe con su llegada a las ocho de la noche. Tras él,
los Mulayo, su adherencia Eduardo del Trigal Condé, y Diana y Rupert Young. El
cotarro se animó, pues los tragos se distribuyeron de inmediato y la
curiosidad, las miradas cómplices y las risas contenidas con las diestras o
siniestras sobre las respectivas bocas se desataron cuando todo mundo acabó de
enterarse de que en la recámara de Marge el sinvergüenza de Tony Medrano se
estaba cogiendo a la pobre Herta para……..¡revivirla!
-Bueno, en
Suecia así se le hace, no tiene nada de espectacular, no es extraordinario. El
sexo es la fuente de la vida, es la vida, ¡no están descubriendo nada, sólo
están haciendo el amor!, ilustró Nils, pegado fatalmente a su roja nariz de briago consuetudinario.
-Okey, pero
que no sea cabrón, porque Herta ni siquiera se dio cuenta, intervino Esperanza.
-¡Es que
nunca se da cuenta!, Arni finalmente los aplacó con la autoridad que da la
experiencia, hasta que Marge les recordó a todos que ahí también había gente
menuda….y todos ubicaron de inmediato con la vista a Pera y Toñito, que no habían
perdido detalle de la escaramuza de discusión entre Nils, Esperanza y Arni. El
sueco y el finés se salieron un momento al balcón a alegar quién sabe qué sobre
quién sabe qué otra cosa, mientras los
niños se fueron a la cocina, donde Joe Mulayo empezaba, entre sorbo y sorbo de
su cuba, a preparar el trasterío y los ingredientes para el buffet de antojitos
mexicanos, que fue en esta ocasión la disculpa para convocar a una bacanal que
ya se adivinaba de órdago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario